Tuesday, November 13, 2012

Asedios, novela en proceso (anticipo)


Asedios
Eugenia Prado Bassi

(anticipo) 





1
Periferias
Creed en mi y seré la sombra que corrompa tu alma desprovista
–dicen sus palabras–


“Mientras tenga preguntas
y no haya respuestas continuaré escribiendo.
Clarise Lispector.


Madre, lo he aprendido todo de ti, me haces perder la cabeza. Madre, no detengas nuestro viaje, galopemos como antiguas yeguas batidas al viento sin otro poder que la unión de sangre y luna. Madre, no me hables de la incoherencia y déjame susurrarte en los oídos el dulce abandono que nos hicieron conocer. Nos hemos vuelto hermosas, no podremos huir de nuestros derrames, madre, nunca dejé de contemplarte. No vayas tratando de decir que serías inocente, inconsciente, inconsecuente, inconsistente. No me hagas caer en esta oculta admiración. Déjame libre y no evidenciaré nuestra atadura.  Jamás huir de tus brazos extendidos. Te he traído esta cuna de pétalos, madre no, odio este espacio vacío y a la vez repleto. Inesperado, autista, incapaz.
¡Ordena tu caos! ¡Conéctate y todo será para ti!
Un ojo que todo lo ve me ofrece sus sueños. Un mundo de odios condensa mi furia. La química no abdica sus poderes. Satelitales mensajes grabados a fuego del horror. Mienten los padres con señales de mentiras, con sus actos despiadados de este mundo. Recibimos las señales. Atómicos experimentan sus científicas fórmulas. Un imperio de cerebros mecánicos precipita nuestras imágenes.
Ahora, todo es amenaza.
Un pájaro cruza el cielo, sin embargo, lejos de mí sus alas agitadas.
Quisiera volar como los pájaros.
Desaparecer.

Monday, November 05, 2012

Quinto aniversario de la Carnicería Punk. Colectivo de Arte, Moda y Pueblo por Eugenia Prado




En esto cinco años, los Talleres Moda y Pueblo bajo la Dirección de Diego Ramírez, han ido consolidando una política de la escritura, un gesto que se instala con propiedad y fortaleza generando espacios comunes entre los jóvenes, chicos y chicas que necesitan unirse a otros en sus escrituras, o diluirse en lo colectivo para expresar sus afectos.
Moda y Pueblo inauguró en todos estos años un espacio donde se trabaja el proceso completo de hacer libros. Desde su concepción, el intenso trabajo de escrituras y producción de textos, hasta el producto final. Son libros hechos a base de fotocopias y corcheteras, que fluirán por un mercado “no oficial”, vendidos a muy bajo precio. Impresionan las portadas de sumatorias y recortes; telas, cueros, pieles, plásticos; de los más diversos materiales. Otras, utilizan la fotografía, como imágenes y signos que atraviesan una memoria colectiva. Libros como objetos de arte, que, a la vez, incluyen un objeto de consumo, operando como fetiches de culto, más allá del mercado, los que al final de todo este proceso serán instalados en la escena social y política. 
Hay quienes piensan que en este país se publica demasiado y que los textos muchas veces no están maduros, que no son lo suficientemente buenos, o que solo tienen una que otra frasecita. No estoy de acuerdo. Las palabras nos pertenecen a todos. Estoy convencida de que la proliferación de textos siempre es mejor y nos hace bien. Por otra parte, en estos libros no está implícito el éxito fácil, tampoco las competencias literarias, despiadadas o no, con otros lugares de las letras chilenas. 
Estos libros recogen un proceso que extrema sus gestos creativos hacia el inicio de un nuevo trabajo, una publicación de autor, un Primer Libro que no será un libro como todos, sino un objeto creado de principio a fin a punta de materiales seleccionados y trabajados en el taller por cada uno de sus autores. El libro es un resultado concreto, dado a luz como acontecimiento social, reuniendo así a escritores, poetas, amigos, padres y madres, amores. Son primeros libros, acunados como primogénitos, porque en ellos habitan palabras valientes y experiencias valiosas, de jóvenes que han optado por la letra y que seguirán puliendo y trabajando sus escrituras hasta hacerlas estallar de contenidos rebeldes. 
Lejos de los modelos que conocemos, Diego Ramírez construye junto a sus alumnos. Se aprende de los demás. Lo central es el colectivo, y lo que allí sucede tiene que ver con abrirse a una experiencia donde se comparte la vida, los intereses, las emociones. Los talleres funcionan en la “Carnicería Punk”, ubicada en un conjunto de vivienda social del centro de Santiago. Una carnicería de barrio, en que, sin alterar su estética, ni estructura, opera el taller. 
Todo este trabajo persistente, activo y creativo, ha convertido al taller en un Centro Cultural Independiente. Un territorio que deviene en espacio de deseo inyectado en la infraestructura productiva, hacia la política de la experiencia, con potencia suficiente para que, en su agitación discreta, se transforme en tormenta. 
Allí donde la letra busca dar a luz, a fuerza del cariño, es posible ver como las palabras se hacen y deshacen en las precipitadas bocas de sus creadores. Muchas veces a pulso, contra la dificultad, develando sus espacios secretos. Sus hablas citan espacios de abandonos, discriminaciones, amores adolescentes, fragilidades, dando forma a lo que es real, inscribiendo emociones y deseos para construir sus resistencias. Desde las palabras se piensa y se construye el mundo. Es la apuesta que Diego hace, incitando a sus alumnos a inscribir sus miedos, en la ceguera, contra las torpezas de la mano, a punta de rigor y amor al oficio, porque la escritura duele y porque siempre será una apuesta y un gesto político. 
En esta celebración opté por no hablar de los libros publicados por los Talleres Moda y Pueblo, son tantos, que no sería justo mencionar unos y olvidar otros. Hablaré de Moda y Pueblo no como un mero taller literario, sino como gesto político, construcción política de producción cultural, una máquina social de lengua y escritura. Un proceso productivo que va desde el cero absoluto hacia un objeto cargado por las sucesivas maquinarias que lo van llenando de flujos y de materialidades que soportan la poesía. 
Durante estos cinco años de historia y complementando los procesos de creación Moda y Pueblo, realiza diversas intervenciones urbanas, para instalar en el espacio público citas y homenajes de autores. En “¿Quieres hacerme ver el Cielo?” Homenaje a Cecilia Vicuña, con lanas de color rojo se acordonaron calles específicas del centro de Santiago definiendo una ruta. Otras veces, las instalaciones operan dejando sus marcas en la ciudad señalando zonas específicas, para activar el interés de gente común. En “Periferia”, se interviene el Puente Kennedy con una instalación de bolsitas de té, de marca muy barata y de consumo popular, provocando la mirada de los transeúntes. En las bolsitas de té que cuelgan del puente hay rigor, método, y una estructura sistemática. Así, Moda y Pueblo, ha ido configurando ese cuerpo otro, un cuerpo que no olvida. En “Morir de Amor”, otra de sus instalaciones, en las afueras del Hospital Félix Bulnes, una gran cantidad de bolsitas plásticas con leche cuelgan de las rejas de acceso al hospital. 
En "Todas íbamos a ser Reinas", a partir del poema de Gabriela Mistral, Diego Ramírez trabajó con sus alumnos del Taller de Balmaceda Arte Joven. Los chicos y chicas ocuparon el frontis de la Biblioteca Nacional, usando coronas de papel haciendo preguntas a la gente que circulaba. Diego produce diálogos y nuevos desplazamientos literarios, establece cruces entre jóvenes creadores, muchas veces marginados y que en el colectivo logran una pertenencia. 
Destaco por último una intervención en las afueras de la Feria del Libro de la Estación Mapocho, el 2010, en que un lienzo de papel kraft atraviesa a una altura más humana el gran lienzo de la Feria Internacional del Libro de Santiago con el texto “Que no se note pobreza”, allí, se regalaban poemas a la gente que no asistía a la feria por desinterés o porque simplemente no puede pagar una entrada. 
Los grupos humanos tienen sus fuertes intercambios. Es en los grupos humanos que la gente aprende, yo he visto a los Moda y Pueblo trabajar juntos. Fui invitada varias veces a los talleres y créanme, nadie está a la cabeza salvo Diego Ramírez, pude comprobarlo. No vi disputas por el poder, ni encuentros desagradables, porque allí se construye desde la ternura un espacio de todos. Muchas veces, nos fuimos de carrete todos juntos. Otras nos distanciamos cuando el trabajo apremia y ya no queda ni un minuto para verse, pero un pedazo de mi corazón siempre ha estado puesto en este lugar donde aprendí de las risas y los miedos a conocer personas que se vuelven extraordinarias. Se aprende de la imperfección, solo así es posible construir algo. Del error se aprende y de atreverse a nombrar las cosas. 
Tantas veces nos encontramos con personas y nos contamos cosas, pero tantas veces el desinterés se nota en el aire, las sacadas de cuenta, las conveniencias, las desconfianzas. En un país tan pequeño, es lo que acostumbramos a hacer. Vernos entre los pares y sentirnos en un espacio de fragilidad. Es lo que el mercado nos enseña, lo que aprendimos durante todos estos años, a relacionarnos como productos mercantiles, hablo por mi, nada tiene que ver con Diego. Porque él sabía algo de mi, y yo algo de él. Nuestra relación nació de ese cruce de fronteras. Edad, sexo, lugar, miradas políticas, fue el relato de experiencias entre dos desconocidos que en un corto viaje consuman una forma íntima.
Quisiera imaginar ahora, bajo este gobierno de derecha, neoliberal extremo, que arrasa con las personas para sumergirnos aun más en la banalidad, que esta iniciativa se multiplica, convencida que desde su enunciado, el Colectivo de Arte Moda y Pueblo, seguirá creciendo y desarrollando estos espacios indispensables, sobre todo ahora, en plena crisis de las instituciones y de los partidos políticos, en medio de las marchas estudiantiles y de la agitación popular.


Eugenia Prado Bassi, diciembre de 2012.

Sunday, October 14, 2012

Presentación de Dramas Pobres de Claudia Rodríguez, militante y activista travesti



Cuando el cuerpo es el cuerpo lo que comunica, cuando el cuerpo es una marca sobre la ciudad. “Dramas Pobres” Fanzine de Claudia Rodríguez.
Un travesti parado en un esquina, prostituta o no, un travesti parado en un esquina, en cualquier momento del día, interrumpe los flujos de la normalidad perversa que habita la ciudad. Su imagen da miedo, insulta, provocando la mirada o el desdén de muchos de los habitantes de la falsa norma.
Aun cuando cada día nos parezcan más inútiles las categorías binarias de sexualidad, puesto que está claro –al menos para algunos–, que no somos lo uno o lo otro, hombres o mujeres, tampoco cadenas reproductivas que sustentan el modelo, sino quienes lo cuestionan y lo conflictuan. Un mosaico fluido de identidades.
En su crónica, “Marcha por la educación shilena”, Claudia Rodríguez apunta directo cuando describe su participación, junto a otras travestis, en una marcha en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Cito: “Si no supimos escribir cartas de amor, fue porque la educación no fue hecha para saber de todo el mundo”. Porque pese a la intensidad de un malestar generalizado frente a esta cultura neoliberal de lo horrible, a pesar de los movimientos sociales, las valiosas marchas de los estudiantes y de las extendidas redes sociales, aun existen cercos muy duros de correr para las ideas de este colectivo que define un “nosotros”, afectado y furioso por construir un universo más grande, o tal vez, más pequeño.
Si ponemos atención a las múltiples señales de esta máquina de acoples y desencajes que es el mundo. Si nos detenemos en el malestar frente a la violencia y el maltrato que opera sobre algunos cuerpos minoritarios, constatamos que sumando lo micro, las micropolíticas, las territorialidades es posible pensar un mundo menos peligroso y cruel. Cito: “Una no cree, una no se imagina que sin nuestro amor, el mundo sería más caro. Una no se imagina que el uso de nuestra piel es una fuerza laboral… Para las travestis reales, el estado no puede existir".
Pero antes, debemos reconocer la sistemática negación que se hace de los cuerpos diversos y que, contra la norma o a pesar de ella, existen en sus particularidades. Cito: “Ensuciarme de droga y aunque me duela la muela masticar chicle con sabor a mora y pensar en el este que se fue con mi plata. Enfermarme de rabia y perder la memoria y volver al departamento a pagar las cuentas, y comprar más maquillaje para tapar la pena de llevar a cuesta este misterio”. Debemos reconocernos ya no como sujetos incómodos sino como cuerpos-mentes-individuales que se suman al entramado. De lo contrario, seguiremos pegados en una repetición de tics aborrecibles, fascismos, clasismos, machismos que debieran ser desmantelados de los actuales imaginarios colectivos. Cito: “Debimos oír a los estudiantes discriminados por el modelo económico gritar insultos… –Maricón feo!!, como si la belleza legitimara algún derecho humano… –Maraco!! Como si las relaciones sexuales del estudiantado fueran implacablemente monógamas y reproductivas… Fuimos violentadas por dichos de estudiantes… que no hicieron más que reflejar su mundo imposible… inundados de inquisición, fascismo y clasismo”.
Hoy, en pleno siglo XXI, Claudia Rodríguez escribe desde la biografía, la crónica personal, la calle, construyendo rebeldías. Su lugar no permite medias tintas. No está separado, ni lejos del mundo. Desde sus propios excesos, sus desbordes, a través de palabras agudas, inteligentes y mordaces, ella es ese cuerpo/texto otra en el mundo. Un cuerpo que se instala como sujeto teatral.
Su estrategia es ese cuerpo/texto que circula y se extiende hacia otras, otros, travestis, homosexuales, mujeres, mujeres pobres, señalando su identidad y pertenencia a los géneros minoritarios. Cito: “Él se enamoró de mí por mi éxito en el mercado negro, por los animales muertos que vendo en trozos de cuero, carne y huesos. Yo la travesti, el peor de los negocios, me enamoré del peor de los atorrantes del cementerio”. Su cosmética no necesita explicación.
Pienso en “El lugar sin límites” de José Donoso. En la Manuela travesti, dueña del prostíbulo del pueblo El Olivo, y en la Japonesita, su hija. En las vidas de estas mujeres, que de manera cruda retrata la miseria de los pueblos olvidados y las precarias formas de ganarse la vida. Allí, el campo, los aislamientos, la violencia física y simbólica focalizada en el personaje travesti. Cito: “…Pancho se acercó para tratar de besarla y abrazarla riéndose a carcajadas de esta loca patuleca, de este maricón arrugado como una pasa, gritando que sí, mi alma, que ahora sí que iba a comenzar la fiesta de veras…” En esta novela corta, Donoso articula de manera magistral la figura del travesti, su devenir. Lo hace desde una actitud reservada, discreta, (sin olvidar que el libro se publicó en 1966). El lugar sin límites es una novela queer, fronteriza, recargada de imágenes, en que el autor configura un universo visual, híbrido y trasgresor que cuestiona las prácticas sexuales, construyendo hablas y vida (real) en sus personajes.
Dramas Pobres, atraviesa los paisajes cotidianos y/o marginales donde la precariedad y la pobreza dan sentido a su habla periférica. Su escritura es riesgosa, cruda, Claudia Rodríguez elabora, tuerce y a la vez nos conecta con espacios emocionales y de resistencia. El folletín, la cita, el melodrama, abundan. Su lengua filuda se apropia del lugar de lo horrible. Lo monstruoso es una clave, su estética y su poética. Cito: “…más monstruoso que la historia de mi cuerpo, que la entrada y salida de silicona y agujas de mi piel”.
 Pienso en la niñez. En cuáles serían las vestimentas de Claudia, sus ropajes, buscando ser y estar con niños y niñas desde su género otro, sin pares. Cito: “Como siempre a la sombra… del seductor traje… de la Monroe… mi cuerpo subalterno… la copia de la copia”.
Pienso en las diversas formas de crueldad de los niños, en las expulsiones que te obligan a construir identidad. Su escritura brilla entre la ternura, la melancolía y la subversión. Cito: “Las primeras veces que besé, fue cuando jugué con mi vecino a las historias de amor. Fue un juego a escondidas. Un secreto mortal entre nosotros. Yo era su mujer y nos besamos como en las novelas de la Lupita Ferrer… hasta que la madre de él, horrorizada, me acuso de ser yo quien forzó a su hijo… y él por supuesto, nunca dijo que mi corazón era su juguete […] Santiago nos une y nos separa… Nunca nada fue igual en las mismas calles…
 ¿Qué figura adoptar? ¿Cómo, la impostura de la voz? Cito: “Cuando vi morir a King Kong supe que era a mí a quien la industria estaba matando, no se puede ser tan grande, tan fea y vivir en el centro de la ciudad”. ¿Cuáles y cuántos serían los intentos que definen una estrategia? Cito: “Soy de esas locas Estuardas, que entre tantos amores y orgasmos no puede decir que vive, si cada cierto tiempo, no se pone en riesgo de muerte”.
Finalmente, ¿cómo se es recibida por los otros y el mundo como quisiéramos, con respeto, empatía, amor? Un temperamento, un ánimo, instala la diferencia. Cito: “Desde niña poseo una salud que esquiva la costumbre, que me hace desaparecer […] tiendo a repetir pensamientos y frases inconexas […] Santiago es más antiguo que todas nosotras”. Allí, me acoplo a su lengua punzante. Cito: “…Dicen que no se contar historias y desde que me diagnosticaron de incomprensible, enmudecieron la ciudad que llevo dentro… y es que no me alcanzan las letras unidas para decir que la ciudad se mueve”. En “Cartas de amor de una travesti a un rufián”, su habla es la lengua, el paladar sus cicatrices. Cito: “¡Ola po rusio rico! Espero que te acordí de mi, yo soy la del mote con guesillo. ¡Tení bonita sonrisa! Te escribo este papelito pa que te acordí que me dijiste que eari guena onda y que siempre pasabai por el carro… mira que me están cobrando a mí el consumo […] Alomejor me voi al campo a recoger flores. No volvai a venir gueón que no me gusta ver que llorai por culpa mia. Chaito no más con vo […] –Recibo todas las semanas tus mandados que me sirven harto y te lo agradezco Rusio. La cagaste pa ser buena gente con una. Mi mamá te lo agradece tanto. ¡Ya me falta menos! […] Sabí que el otro día fui al cementerio y le pase a dejar flores a tu mamá ¡porsiaca! No te pasí rollo”.
Pero ojo, Claudia Rodríguez no es una mujer ingenua, es militante subversiva, activista política, lectora y estudiante universitaria. Una fiera que a lo largo de más de dos décadas ha aprendido a defenderse y con ello situar las hablas colectivas de otras travestis “que no saben defenderse porque no saben leer ni escribir” un habla subalterna que produce marcas sobre otras con sus letras obscenas, no solo por lo sexual, sino por la carga apasionada y violenta que contienen sus textos. Claudia Rodríguez, travesti, se articula como una estrategia no solo poética y literaria que problematiza el acceso de las transexuales, las otras, al sistema del poder/saber, sino también performática y teatral.
Sus textos son de una belleza extraña, fusión de melodramas y de citas. En ellos habita la desilusión, el desencanto y una punzante ironía. Cito: “Una loca dijo; Ser travesti es ser degenerada como los hombres, estar dispuestas a todo pero en secreto… Ser travesti, es ser una muñeca para los hombres que odian a las mujeres”. Cuando pienso en la escritura de Claudia Rodríguez, no puedo separar sus partes. Veo su cuerpo teatralizado, su inteligencia aguda y una gran sensibilidad. Me parece que no es posible pensar en ella sin aceptar sus juegos. En 2+2=22 Claudia escribe: “El otro día me comí a un individuo. Después de torturarlo. Con la plata que le robé me compré tintura pal pelo, un cepillo de dientes y un nuevo libro con otras teorías para ahogar el hambre... mañana martes hay feria”.
Ser cómplice de esos lugares donde se activan las múltiples capas, donde la escritura es una falta que cruza la herida y que sofoca sin más, brutal. Una herida que cruza y nos atraviesa. Cito: “El cirujano me agarró y zurció todo junto, el cartílago, los nervios y la piel de mi nariz. Ahora me río y me duele la cara toda. Tendré que aprender a reír como la “Monalisa”, haciendo una mueca de felicidad. Antes besaba siempre las cicatrices de mis amantes. Ahora, no sé quién besara las mías”.
 Y para terminar…
Decir que cuando me invitaron a presentar Dramas Pobres, dudé: me gusta la idea, pensé, pero no tengo teoría en el cuerpo y además conozco poco del mundo travesti. Decir que fue algo difícil trabajar esta presentación, no por tener dificultades para empatizar con el trabajo de Claudia Rodríguez, todo lo contrario, me acoplo a ella desde el mismísimo enunciado.
Dramas Pobres, es una producción de auto gestión, que desobedece a las omnipresentes industrias culturales… una producción del fracaso, sin editorial”. El problema era que tenía que descartar muchas de las citas de su poética rebelde para no extenderme demasiado. Entonces, decidí hablar de Claudia Rodríguez mujer, militante, escritora, hablar de su actitud, su creatividad, poesía. Mi lugar es desde la complicidad y el afecto. Admiro su inteligencia, su agudeza, así como también siento su cariño. 

Eugenia Prado Bassi, febrero 2013.

Monday, July 02, 2012

El cofre, tercera edición por Ceibo Ediciones




El Cofre, primer libro de Eugenia Prado, emerge como una incitación a internarse en un jeroglífico o en un laberinto perversamente estructurado y regido por una sexualidad que no evade ningún cuerpo en su relato, saciándose, para  encontrar finalmente su propia carne, disgregada, atomizada y latiendo en cada una de sus partículas.
Así, atentando contra una escritura/lectura lineal y burlándose del estereotipo de los géneros literarios, se abre aquí una zona que, barroca, libera deseo de escritura y hambre voraz por la palabra. El hambre y la sed, el excesivo  tabaquismo, traspasa esta obra nueva, que auspiciosamente se inscribe con su palabra en la palabra. 

Diamela Eltit , 1987.

Thursday, March 01, 2012

Comentario de Monica Castañeda / Objetos del silencio





COLOMBIA, EN UN LUGAR DEL CARIBE… Marzo 1 de 2012.

Apreciada Eugenia

No hay una forma adecuada de agradecerte tu gentileza y confianza al regalarme una de tus obras, como lo has hecho. Además, regalarme tu escritura y tus libros, lo más intimo de tu expresión.
Debo contarte que sentí tanta intimidad al leerte en OBJETOS DEL SILENCIO. Tanta complicidad, atrevimiento, intención y deseo. Sentí el miedo apoderarse de mí y romperse después, estallando descaradamente con tus palabras, con tu impresión y ahondamiento en lo más descarnado y oculto de la mente y el cuerpo de tus personajes.
Esa intimidad contigo, está claro, no es con EUGENIA PRADO BASSI. Es con la Autora; la que escribe, crea, recrea, urde, hurga, ensaya, devela y construye significados a través de los signos. Ella no tiene un solo nombre, es todos los nombres de su obra.
Es una intimidad sin límites la que siento, entre esa Creadora-Escritora y esta Lectora-Creada ahora por tus frases intensas.
Sentí que todas tus palabras; caracter a caracter, resbalaban por mi cuerpo y por mi imaginación, dando nuevos significados a la comprensión de mi misma y de los otros y otras.
Fue un momento importante, al menos para la Lectora que ahora dejas en busca de nuevas emociones que tu creación ha generado.
Me has convertido en una desvergonzada.
Solo puedo decirte que no dejes de hacer todo ese trabajo tan privilegiado que haces. Creas formas, mundos, emociones, le das esperanza y fuerza a otros, no importa que insignificantes o grandes sean esos otros-otras ese impacto en lo humano tiene alcances impensables e incalculables. Alguna forma hallaré de devolverte un poquito de lo bueno que la vida me entrega a través de ti. 
Siento que te ha emocionado todo lo que te he expresado, ya que es cierto, real y para mi muy importante, pero te digo, no alcanzas todavía a imaginar o saber que significado tan grande tiene lo que haces, que logras despertar en otros, cuantas cosas que día a día se quedan en el silencio, a través de tu escritura adoptan un nombre, un sonido, una representación.
Yo todavía no encuentro las palabras para contarte porque es tan importante esto. Pero creo, una idea solamente, que el arte es como la vida, la literatura sobre todo, es un instante de intensidad que si se deja ir, no volverá jamas. Y en ese instante sabemos que estamos vivos, que soñamos, que anhelamos, que necesitamos a otros para existir, y que aunque no sabemos por que estamos aquí, ni adonde vamos exactamente, sabemos que cualquier contacto profundo y personal con otro ser, como el que se produce entre Escritor(a)-Lector(a), marca nuevos rumbos en nuestra existencia. Después de leer un libro y conocer un autor presente o lejano, nos convertimos en otros-otras. Como una escultora, con lo que haces, has modificado parte de mi alma. Eso crea un lazo para mi como ser humano, y lectora de tu trabajo, que nunca podré romper.
Te dejo en este apunte, todo mi cariño, respeto y mi emoción por el simple hecho de que estés aquí en este mundo, en este tiempo, y lo que yo pueda sentir al conocerlo.
Con inmenso agradecimiento… 

Tu amiga sincera,

Mónica C.H.

Tuesday, February 21, 2012

El cofre de Eugenia Prado, Ceibo Ediciones / abril

Recibidos encantos hizo nítidos de aprendiz, placer que oprimía sus carnes rubor de resignación. Mezcla asfixiante de padre herido, de hembra ausente, apenas naufragado testigo de acordes y panfletos sedientos de palabras. Arrugada la piel de alucinar, goza la carne y se descubre pétalo, explorando tantos como cuantos placer quisiera. Gimen sus ideas de mal nacida y de madre la vergüenza, perfumada de ganas, coronada de dolencias, toda ella, la arrepentida, arraigada de espejos, excesiva de calles –nadie dijera– sonrojada de maquillajes. Satisfaciendo perfumes grita, cuando del silencio añoraba la cordura de sus faltas, desquiciada obsesión de pómulos marcando heridas enfrentando desde el vientre, brazos y piernas de sedienta y abnegada su resignación. Sueños de paisajes muertos, escondidos y tenaces, criatura antojadiza vaciada de disturbios, retocando sus prendas de luto. Dulces noches escurridas desde los párpados –me dice– siendo acabarse mil noches, en tanto durara aquello de seguir deseando.


(fragmento).

Thursday, January 26, 2012

buscalibros.cl / desde cualquier parte del mundo




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