Asedios
Eugenia
Prado Bassi
1
Periferias
Creed en mi y seré la sombra que corrompa tu
alma desprovista
–dicen sus palabras–
“Mientras tenga preguntas
y no haya
respuestas continuaré escribiendo.
Clarise
Lispector.
Madre, lo he aprendido
todo de ti, me haces perder la cabeza. Madre, no detengas nuestro viaje,
galopemos como antiguas yeguas batidas al viento sin otro poder que la unión de
sangre y luna. Madre, no me hables de la incoherencia y déjame susurrarte en
los oídos el dulce abandono que nos hicieron conocer. Nos hemos vuelto
hermosas, no podremos huir de nuestros derrames, madre, nunca dejé de
contemplarte. No vayas tratando de decir que serías inocente, inconsciente,
inconsecuente, inconsistente. No me hagas caer en esta oculta admiración.
Déjame libre y no evidenciaré nuestra atadura. Jamás huir de tus brazos extendidos. Te he traído esta cuna
de pétalos, madre no, odio este espacio vacío y a la vez repleto. Inesperado,
autista, incapaz.
¡Ordena tu caos! ¡Conéctate y todo será
para ti!
Un ojo que todo lo ve
me ofrece sus sueños. Un mundo de odios condensa mi furia. La química no abdica sus poderes. Satelitales
mensajes grabados a fuego del horror. Mienten los padres con señales de
mentiras, con sus actos despiadados de este mundo. Recibimos las señales. Atómicos experimentan sus científicas fórmulas. Un
imperio de cerebros mecánicos precipita nuestras imágenes.
Ahora,
todo es amenaza.
Un pájaro cruza el
cielo, sin embargo, lejos de mí sus alas agitadas.
Quisiera volar como
los pájaros.
Desaparecer.
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