Saturday, July 01, 2006

Cierta Femenina Oscuridad





Editorial Cuarto Propio, 1996 Eugenia Prado se interna en el libro Cierta Femenina Oscuridad por una diversidad de territorios lingüisticos por los cuales fluyen locamente estéticas signadas por la crisis en las que es posible leer los dilemas, contradicciones y goces en donde se ancla obsesivamente lo femenino. Escenarios de pasiones, versiones y correcciones de la pasión se erigen buscando centros imposibles de normalizar porque la matriz ya está irremediablemente convulsa por la aguda contaminación psíquica que rige los deseos plurales de su personajes. Con esta nueva novela, Eugenia Prado insiste en un hacer literario cuya particularidad radica en su brillante y audaz manejo del discurso literario que no se pliega a convenciones sino más bien constuye, desde la libertad y el desborde, un imaginario diferido de los modelos, un imaginario explosivo y absolutamente desafiante. Diamela Eltit.





Cierta femenina oscuridad / 1996
(fragmentos)

LA CACERÍA

Tulcea: El vacío más exquisito me habita, un misterio, Eva envuelta de tinieblas, cazadora por naturaleza. A mi paso deambulo arrastrando las dolencias de este género. A través de mi vientre traigo una y otra vez a los que insisten en poblar la tierra. He parido una raza completa de autómatas y mi regocijo crece cuando los veo intentando traspasarme.

Udine: Una vez adentro, temen caer en el vértigo del sueño.

Tulcea: Con cada una de mis víctimas logro poblarme por completo y allí donde todo es humedad existo en la perfección de cada rasgo.

Nak:
Nunca permitiré que te me acerques, te abandonaré todos los días y en todos los lugares.

Udine:
Cómo arrancar de una cazadora que está dispuesta a darlo todo por su presa. Una hembra sometida a la voracidad extrema.

Tulcea:
La estrategia nunca falla, primero hacer como si no existiese. Miro a propósito de reojo para seducirlo, avanzando sobre todo lo que esté cerca mantengo la respiración pausada. Discreta, rastreo mi presa limitando los movimientos en extremo. La boca se insinúa a través de una sonrisa. Accesible, posibilito un espacio para que pueda verme, las pupilas van haciéndose cada vez más brillantes y un olor intenso emana desde todo mi cuerpo. Como hembra de la especie atraigo a mi víctima perfecta en los fluidos, elevando lentamente las pulsaciones, la sangre caliente irriga con mayor tensión, entonces bloqueo todos los sentidos y mi centro crece al respirar, el espacio que nos somete se hace único. Solos él y yo, siente que no puede evadir mis bordes. Estoy demasiado cerca en una distancia que nos compromete. Se muestra inseguro, esperando de mí cualquier cosa. Ambos buscamos no ceder, dilatando nuestro encuentro él hace todo por no ser atrapado, ve en mí todo el dolor y toda la distancia, se niega a tocar siquiera una de mis partes. Evita incluso el roce negando mis profundidades, atraer todo aquello que pueda yo entregar. Pero sin posibilidad de escape cae tarde o temprano, siempre lo hace, he aprendido todas sus señales. Es otra manera estúpida de repetirnos.

Udine: Finalmente se deja caer bajo tus ojos. Tienes ojos de serpiente para cautivar, tardaste años en descubrirlo.

Tulcea: Me aferro a su cuerpo como si fuese a caer en un abismo interminable, me aferro intentando no perder nunca más su cuerpo. Y cuando con violencia me precipito, entonces mi corazón en vez de estallar cede, cede al naufragio de ese cuerpo absolutamente inmóvil. Entrelazados somos, por un instante, apenas todo. Desde la primera noche veo como se queda pegado a mí con esa fuerza de hombres tremenda, sé que él nunca va a dejarme, sé que si tenemos que separarnos seré yo la que lo haga. Esa noche sé que él me amará siempre, y que desde ese momento nos pertenecemos. Tiene fuerza, mucha fuerza sale de todas las partes de su cuerpo, me toma en un abrazo que soporta todo mi deseo. él apenas… sobre la fragilidad de sus rodillas. Luego de amarnos y estar así evitando que nuestra carne se separe, trato de cavar buscando más allá de su profundidad, y presiento toda la fuerza de ese Adán poderoso y único. Simulo castillos y princesas y el recuerdo de ese zapatito de cristal que encaja, dicen, en un único pie.

Udine: Entonces caes bajo el deseo que te impide, desvelada después de encontrar a tu víctima, detenida buscas inmediatamente otras situaciones que se presten para volver a él. Vives la tensión permanente de la cacería, se vuelve más importante que el alimento.

Tulcea: Finalmente le permito escapar. Miro alrededor buscándolo para ubicarme en la posición exacta, y desde ese espacio perfeccionar los movimientos para hacerlo nuevamente caer. Le digo incluso que esto nunca antes me ha sucedido, pero no cree en mis palabras, nunca cree en mis palabras, salvo cuando caigo, entonces cree que no miento, y eso ocurre cuando estamos abrazados y el placer, una sensación indescriptible de placer, me hace caer. Pero desde que sucede nuestro encuentro, siempre pensándonos, aún así él permanece en oponencia a mi voracidad, porque sabe que paciente espero, y que a veces puedo estar una noche completa sin dormir hasta caer sobre él y hacerlo perder toda estabilidad. Luego cuando está manso, me acerco con más deleite y lo alimento. En silencio mis cuidados, hasta que en mis brazos no pueda oponer ningún tipo de resistencia, entonces al punto de la doblegación, inseguro y asustado le hago sentir mi fuerza. Cree que puede tomarme como se le plazca, desde ese momento cree conocer todo de mí, aún con miedo a lo que ofrezco opone resistencia, tratando tal vez de obtenerme para siempre. Pero eso nunca será posible, porque soy una cazadora y no puedo estar ausente del deseo de mi presa. Mientras más opone resistencia, más deleite proporciona a mi cuerpo el deseo de poseerlo. Una vez adentro, tan sólo instantes antes de abandonarme al placer exquisito que da la cacería, rodeada de su sexo, distendida, anegada, lo desearé completo y él se negará, pidiéndome clemencia retendrá toda la violencia de su ira.

Nak: Pronto será tarde, después de traspasar tu oscuridad verás el hueco vacío. Sólo entonces conocerás aquello inevitable.

Udine: Negará con temor tu fe ardiente. Buscará una nueva forma de condena. Poco a poco irás transformando tu espíritu vacío, toda tu femenina oscuridad, y vencerás el tiempo. Reino gozoso, en el fin del nuevo inicio serás transformada.

Tulcea: ¿Por qué me abandona? ¿Acaso ve la fuerza poderosa que intenta atraparlo? ¿Por qué ya no me besa? ¿Ha sentido el sabor de la maldad en mis labios? ¿Por qué ya no me contempla todo el tiempo de su tiempo? ¿Por qué huye? ¿Ya no puede soportarlo? Con fuerza me acerco para quererlo, pero él ya no quiere que le ceda el sabor amargo de mis besos. Su boca se repite y me hace envilecer. Nunca más podremos amarnos como aquel día…

Udine:
Apenas compartir el desencanto de unos besos atrapados en bocas de sonidos nauseabundos.

Tulcea:
Respondo que sólo me place que él esté contemplándome. Sólo con su cuerpo me complace. Respondo que estoy en los brazos de un hombre que intenta robarme. Respondo que antes que lo haga le daré una fuerte dosis para que no pueda, nunca más, atreverse a desdeñar toda esta belleza.

Nak: Evitaré el acercarme, mientras intentas nuevas posiciones, tus palabras para disuadirme.

Udine: Con cinismo renegará de todo lo que un día juntos conocieron.

Udine: Entonces, aquélla que ha visto hermosa y abierta antes del saber que concentran sus brazos, se habrá convertido en una fiera, mujer de sangre, hecha para todas las batallas.

Tulcea: Como bestia con cuerpo de mujer, buscaré por todas partes a ese hombre, presa única.

Nak: Nada te hará retroceder, una bestia hambrienta te obliga a devorar. nunca podrás arran-car de tI a ese animal asesino.

NAK en su dictamen… Cuando apenas se rozan los labios.

Udine:
Él no tendrá privilegios en sus ojos, el miedo aún cubre sus pupilas. Sólo verá su razón. Odio en sus ojos y blasfemias en los labios. No podrá entender que sólo te baste un poco de respiro, aire de sus ojos para estar quieta, recuperar fuerzas y poder amar una vez más. Te verá abalanzada como un animal inquieto, sacándole sus ojos y echándolos en tu boca. Te verá riendo como un ser de otro mundo intentando no desfallecer. Pero con urgencia deberás aprender a buscar cada vez más atrás.

Responde UDINE en oposición a la voz que las sumerge.
Foco Cenital sobre Nak, guerrero de las sombras.

Tulcea: Sólo sucede, él desconoce que no soy yo quien lo atrapa, sino ella, la que succiona su fuente.

Udine:
El no sabe pertenecer a la tierra. Intentará volar cada vez más alto, haciendo todo lo posible por evitar las ataduras con el género.

Tulcea:
Pero caeremos, apenas caeremos. ¿Y tú, dónde estarás para seguirnos?

Udine:
Me has buscado con insistencia pretendiendo sacar todas las máscaras. No me encuentras y dices querer saber todavía más. Estaré lejos, para que puedas ver en todo aquello que no eras y que, sin embargo, juraste desde siempre ser.

Una hará evidente la atadura de la otra.
Tulcea en su indignidad, la hará perder pudor.

1 comment:

BELMAR said...

CUALES SON TUS DEMONIOS...
LA SOLEDAD, LA LOCURA...??