Saturday, July 01, 2006

Desórdenes Mentales


“Desórdenes Mentales” Montaje Teatral / 2005
Estreno Casona Nemesio Antúnez

Transcurre en el sótano clandestino de una clínica psiquiátrica. Sus personajes, cuatro mujeres, Julieta; Zoe; una celadora y la psiquiatra, habitantes de los espacios mentales en desorden. Dramaturgia: Eugenia Prado / Dirección: Alejandro Trejo / Elenco: Chamila Rodríguez, Verónica Santiago, Cecilia Godoy, Annabella Claramunt / Música: Jonh Streeter / Foto Fija: José Luís Rebolledo.



Desórdenes Mentales / 2005
(fragmentos)


—1ª escena—
JULIETA EN CAMILLA. DOCTORA INYECTA MEDICAMENTO. DESBORDE DE JULIETA.
CONTENCIÓN DE LA PACIENTE. SUEÑO PROFUNDO.

Julieta: Dices miedo, acércate a tu miedo. Entonces pienso en el significado de mi propio miedo, más de lo para ti significa. Miedo a perderme, a perderte, a la radical forma con que me pierdo en ese perderte. Miedo a tener miedo, a estar sola, a que ames a otra más que a mí, a que desees a otra y no a mí, y que pierdas la cabeza por otra, a que le hagas el amor, a que te conectes con esa energía del sexo y te pierdas en esa otra. Miedo a que mi vida seas tú y no yo, y que todo en mí, sea pospuesto por ti. Miedo a dejar de hacer, a dejar de crear, a dejar de amar, a dejar de pensar. Miedo a tener miedo y a la dependencia con que me apasionas, me aprisionas aún sin quererlo, porque esto existe lejos de ti, vive en mí. El miedo a la dependencia que en mí provocas es mío. Miedo a que por ese miedo dejes de amarme, dejes de quererme, de desearme. Y cuando ese miedo mío crece y se interna adentro, es como si no supiera por dónde, ni en qué dirección, es como si quedara paralizada y no tuviera más energías para avanzar, y me doy vueltas pensando que así, dejaré de estar aterrada. Atrapada descubro que los movimientos son el único camino. Entonces me obligo a hacer, me obligo a no desfallecer, me obligo a contradecir desánimos, y a hacer más que sentir, cualquier cosa, cualquiera más que huir de esa sensación que me destruye. Miedo a que entre sueños por las noches esas mismas imágenes te pesadillen. Y preparas la casa y haces la casa y limpias y ordenas la casa y la cambias y de casa te vistes y en el dedo miras el anillo que lo confirma. Tú eres la casa, juegas a ser los hijos de la casa, y juegas a la casa felizmente habitada, y perfecta, y juegas con niños llenando la casa, el vacío de la casa, cuando tú no estás. Por miedo hago el amor. Necesito hacerlo, todo el tiempo, para calmarme, y calmar esta siniestra dependencia. Es el miedo lo que me obliga. Entonces corro, corro como una loba, en dirección de lo que sea, para sentirme libre, y soy y me siento libre, breves momentos, son destellos. El amor es un instante en que perdemos, nos perdemos.

Doctora: La celotipia, figura entre las tres principales causas de homicidio intencionado con móvil conocido. Tiene que ver con las pertenencias. Son personas que sienten celos desmedidos por alguien, siendo incapaces de controlar sus impulsos, o pensamientos delirantes y/o paranoicos, sobre el objeto de su obsesión. El paciente experimenta celos intensos, y desde una particular objetividad, confirma en las actitudes de su pareja sus temibles certezas. En casos de celotipia mórbida, los pacientes sufren de ansiedad y depresión y actúan la enfermedad desde el inevitable convencimiento de que su pareja les es infiel. Pero en la mayoría de los casos, tales ideas no son reales. Son inventos, pequeños demonios incrustados en la mente!



— escena dos—

ZOE ATADA CON CAMISA DE FUERZA EN PEQUEÑA CELDA.
SE ENCIENDEN FOCOS QUE APUNTAN DESDE AMBOS COSTADOS.

Zoe: Un terrible zumbido en algún lugar de ese desorden, como sinuosas almas en pena, sufrimientos ajenos que no tendrían por qué atormentarme de ese modo.

Doctora: Yo en su lugar, optaría por el estallido y las risas. Bien sabe que es posible renunciar, en cierta medida al mundo, desde las escasas y mínimas ocupaciones. A ese mundo predescible de ilusiones corpóreas y de mentes acechantes.

Zoe: La plaga. Su plaga doctora. Nos está infectando a todos. Infectados.

Doctora:
Desde ese mirada, no hay, ni existirá jamás una salida Zoe.

Zoe: La plaga afecta irremediablemente sobre los más frágiles. Nos atrapan en sus miserias de la carne, de la sangre, la casa, la familia, los hijos y toda esa mierda doctora. Familiarismos y estructuras todas estalladas.

Doctora: ¿En qué minuto inventó su vida Zoe? ¿En qué minuto? Más bien cuándo, ficcionó usted, con que desde ciertas disciplinas flexibles, móviles y tan frágiles, como las ideologías y las lealtades es posible cambiar en algo las cosas. Más directamente ¿Quién se cree usted, para modificar una realidad que para el común de las personas está bien? Se va quedando sola.

Zoe:
Usted y su mierda fascista… Era muchísima gente, calles repletas de gente marchando, conocíamos nuestros derechos. En cambio usted… Usted es una de ellos, una enemiga doctora. Los burgueses se acomodan como ratas asegurando el pequeño porcentaje, todos ustedes tienen una cosa en común, una pulsión intensa por el territorio.

Doctora:
El mundo cambió hace años y que yo sepa en una misma dirección.

Zoe:
¿De qué mundo me está hablando doctora? Toda esa mierda suya descompuesta. Para habitar en este mundo, este país, especifícamente la vida, buscando un contexto social, ese antiguo tema suyo de las pertenencias, tendría que haber nacido de nuevo. Ser otra, doctora.

Doctora: Finalmente todos se adaptan. Con los años, todos se adaptan. Y usted, pegada en lo mismo. ¿Por qué no lo acepta de una vez? Las cosas están como están, y por eso ahora está en desventaja.

Zoe:
Usted está tan enferma como yo ¿O no se da cuenta? Su vida, al igual que la mía, son nada. Usted desde su aparente poder, nada. No hay salida. Ninguna salida. Son minúsculas partículas buscando sentido. Un profundo sentido.

Doctora:
Son antiguas y muy sólidas estructuras. Se vuelve a ellas. En el mundo de los hombres claramente existen dos opciones. Las personas estaban equivocadas, está a la vista. Es como se construye una sociedad saludable.

Zoe:
La gente como usted, arrastra la vida sencillamente.

Doctora: Zoe, aún es joven, tiene talento. ¿Por qué no lo entiende? Sólo quiero ayudarla.

Zoe:
¡Cállese! No la soporto. Un terrible zumbido en algún lugar de ese desorden… ¿Porqué no me desata? ¿Quién le dijo que yo necesitaba su ayuda? ¡Aléjese de mí!

Doctora:
Los trastornos psíquicos, todos ellos, son conceptualizados como un síndrome o perfil conductual o psicológico, con relevancia clínica, observado en sujetos asociados a problemas que provocan su aflicción o invalidez. Mi vocación radica en adaptar a estos pacientes. Zoe, en especial. Ella me interesa. Busco hacerla entender los errores que la pusieron en su actual situación. Quiero verla sonreír. Pero esta joven se resiste al tratamiento. Lo preocupante es que desde muy joven optó por un camino equivocado, condicionada por argumentos insostenibles, influenciada por revolucionarios, endemoniados y rebeldes, que lo único que saben es contagiarnos con sus discursos vanidosos. Son una lacra quejumbrosa que oscura y monótona, vocifera e incita, agitando luchas políticas. Y todavía tienen el descaro de creerse diferentes… Y por supuesto que lo son. Están enfermos de odio, y con ello, y desde sus ideas lo único que saben es aumentar los conflictos y la insatisfacción en el resto de las personas. Es justamente allí, donde los síntomas clásicos de la desadaptación hacen la enfermedad y anidan sus gérmenes.

Zoe:
¿Y ese era su trabajo doctora? ¿Exterminarnos a todos? Seguro que usted estaba allí, torturándonos en esos lugares inmundos. Puedo olerla, todos ustedes huelen de la misma forma. Son repugnantes.

Doctora: Artistas, muchos se decían artistas, marginales, mínimos, incapaces de comprender y adaptarse a una vida sana, normal y ordenada.

Zoe:
El odio. Su odio y miseria doctora. Es lo que tienen los derechistas, anidan un profundo desprecio contra el pueblo. Nuestra felicidad crecía, parecía indestructible. Y lo que más les irritaba, era vernos fieles a los principios de una mayoría. Estaban aterrados. Sabíamos que la confianza era fundamental y el objetivo un acuerdo tácito. Desarrollar al máximo la sensibilidad militante, despiertos y muy atentos para cuando en algún lugar del mundo, se alzaran las banderas de libertad y justicia.

Doctora:
Pensaron que era el principio de algo que se venía abajo. Como animales asustados, arriesgando la vida por nada. Me pregunto por qué la mayoría de ustedes provienen de familias bien constituidas, y ni siquiera en un ambiente adecuado, pudieron establecerse como personas decentes, incapaces de construir un sentido común. Eso comprueba que allí hay una falla individual. Es por eso que deben ser expulsados de nuestras vidas.

Zoe:
Estudiábamos, estudiábamos muy fuerte. No había excusas para dejar de hacerlo. Ser intelectuales y brillantes. Conseguir la autonomía. Nuestro deber y responsabilidad estarían siempre con el pueblo. No hay enemigo pequeño, ni fuerzas desdeñables. Actuaríamos leales a nuestras convicciones, la revolución era lo único importante y de los errores se aprende. Uno sólo no vale nada, seremos cientos, miles y desde la emergencia seguiremos luchando hasta que la bestialidad imperialista termine.

Doctora: Es evidente la razón de su enfermedad ¿O no puede verlo? Sus palabras están fuera de contexto, son antiguas, nada tienen que ver con este mundo. Todos aquellos individuos que promuevan la violencia, deberán ser contenidos.

Zoe:
Es por lo que me tortura día tras día y no me deja en paz, doctora.

Doctora:
Usted continuará su tratamiento con nosotros hasta que aprenda, olvide y se adapte. Desde mi posición de psiquiatra y el poder que me otorgan los años dedicados al oficio, una primera y gran responsabilidad, es atacar directo a esta escoria peligrosa. Ya no quedan muchos, como usted. Y si bien, en las últimas décadas, las enfermedades mentales han aumentado, durará muy poco, con las nuevas tecnologías, la adaptación y el orden serán inminentes. Hablamos de cambios trascendentes, un nuevo período para el hombre.

Zoe:
En pocos años, no quedará nada doctora. De eso puede estar segura.

Doctora:
¿Ve cómo sigue sin entender? Sus ideales no son operativos, no funcionan ni tienen cómo sustentarse. Vivimos en un mundo en que las exigencias, las expectativas de vida, cambiaron… y en una mejor dirección. Sus motivos de lucha quedaron obsoletos Zoe, perdieron todo el sentido, y si bien aún quedan ciertos individuos peligrosos, acabaremos con ellos. Su violencia, el resentimiento, atentan contra la familia, el bien más deseado, la tranquilidad de los niños… la religión… en un sistema que funciona.

Zoe:
La naturaleza del imperialismo es violenta, tiraniza a los hombres, destruye su humanidad.

Doctora: Me parece inexplicable que aún hoy, algunos de estos individuos adquieran un poder que no les corresponde, poniendo en riesgo nuestra estabilidad. Son pequeñas células que generan situaciones imposibles, ampliando las expectativas en los más débiles.

Zoe:
Los más débiles Ahhh, entiendo… entonces usted, pertenecería al mundo de los fuertes. Así es como divide, usted el mundo, débiles o fuertes. O mejor dicho, individuos en proceso de contención, y un aparato que reprime y estigmatiza desde la arrogancia.

Doctora:
La mayoría de las personas no tienen para qué saber tanto, Zoe. Son individuos tranquilos y felices. El Mercado global avanza. Y aquellos que desde la inadaptación atenten contra nuestra estabilidad, tienen que desaparecer. Es una selección natural. Y si no lo entiende de una vez, desaparecerá con ellos.

Zoe: ¿He sido seleccionada para morir?

Doctora: No es la muerte un camino, sino una apacible adaptación. Extraña enfermedad la de preferir las palabras a las cosas. Querer meter la realidad en una camisa de fuerza… Pero lo que me parece inaceptable, Zoe, fue su falta de opción.

Zoe: Se equivoca doctora, yo ya tomé mi opción. No tengo dudas, ni remordimientos. Nada que me aleje de mis principios.

Doctora: ¿No se da cuenta? Usted es una mujer inteligente, obstinada. No hay nada de malo en pertenecer a la clase media. La medianía es un arreglo eficiente y existe en ello una pureza. Mi deber es proteger la vida de la buena gente. Y si hay algo que pudiéramos llamar reserva moral, eso existe en nuestra clase media. El orden, la tranquilidad, la resignación, son actitudes indispensables para una vida civilizada.

Zoe: ¡Cállese! No la soporto. Un terrible zumbido. Sinuosas almas en pena, que no tendrían por qué atormentarme de ese modo. Usted es la única responsable doctora. ¡¡No!! Ese terrible zumbido. Psiquiatrizar el miedo, huir de la oralidad insaciable.

Doctora: ¿Quién le ha dicho a usted que una dueña de casa no puede tener una vida interesante? Sexualmente satisfactoria, por ejemplo ¿Y los niños? ¿Cuántas mujeres no darían todo por sus niños? ¿Le parece acaso denigrante?

Zoe: Perceptibles, mutables, susceptibles.

Doctora: Debería usted aprender de Julieta, la nueva paciente. No todos pueden ser héroes. Ni tienen por qué.

Zoe: De Julieta, doctora… Me sofoca su dificultad de encaje. Su alterada percepción. Toda ella afectada de inflamaciones y brutales roces… Yo en cambio, puedo confirmar que no existe otra superficie más afín al placer, que las palabras.

Doctora: Ahhhh. Veo que ya tuvo el placer de conocer a Julieta.

Zoe: Despedir con intermitencia el estado antiguo de un recuerdo siniestro.

Doctora: Parece que aún no ha entendido porqué está en este lugar, y quien da las órdenes. Es importante aceptar ciertos fracasos.

Zoe: ¡Déme agua!

Doctora: Veo que no está cooperando. Estoy aquí para ayudarla.

Zoe: ¿Por qué no me desata?

Doctora: ¿No lo recuerda Zoe? Ahora está sujeta a esa silla porque no nos dejó alternativa. Tuvimos que atarla a esa camisa por su protección y la de los demás. Pero ahora, Zoe se portará bien y si lo hace, hasta podría desatarla. Respóndame ¿No le gustaría que la desatara? ¡Zoe no quiere responder! ¿No quiere portarse bien? ¿Ahhhh?

Zoe: Usted es una maldita perra.

Doctora: Una paciente totalmente fuera de control. Tuve que inyectarle 5 mg. de haloperidol. Produce somnolencia. Puede también que sienta la boca seca, pero son síntomas inevitables, sobre todo al inicio del tratamiento. Se acostumbrará.

Zoe: Como odio sus malditos fármacos. ¿Porqué no me desata? ¡Déjeme en paz! Por qué no me deja en paz.... ¡Aléjese de mí ! ¡No la soporto!

OSCURO. PAUSA




5 comments:

BELMAR said...

EN UN PRINCIPIO ERA EL VERBO Y LA POESÍA PARIÓ DE SU PRIMER LATIDO


Música sobre el lecho de la noche;
fuego endurecido hasta el límite de los astros.
El aire consumiendo las palabras
como disparo rokhiano sobre la eternidad:
húmedo y goteando sobre las paredes,
ahogado por sogas metafísicas,
mojado como la pasión entre los labios.

Cada letra excitada como flor
en su primera primavera. La armonía
acariciando el silencio del sepulcro,
del óbito enorme como chaqueta deshilachada.
El leñador -amo de las sombras-
bebe del canelo, sueña con rojos alerces.

Entre tormenta y espanto,
entre promesa e invierno,
la poesía del Poema Infinito
nace desde los cabellos del Ángel Caído,
descifrando su oráculo y sus aguas sibilinas.


BELMAR 1999.-

BELMAR said...

...de alguna forma, si!

BELMAR said...
This comment has been removed by the author.
BELMAR said...

VEO QUE EN TUS MONTAJES ESTA PRESENTE EL TEMA...

SERÈ YO TU PACIENTE...

;)

C.V Aguilera .~ said...

Vaya! Fue una verdadera revelación conocer tu existencia y tu enorme talento, Eugenia. Tu madre visitó nuestro local y dejó referencias respecto a tu trabajo tanto gráfico como visual. Soy escritora aficionada y lo que he apreciado de tu obra me gustó mucho. Éxito y reitero mis felicitaciones a tu don.

Atte.
Camila Victoria Aguilera G.